A todos nos ha pasado alguna vez… Hemos ido con nuestra mejor intención a la gasolinera o supermercado más cercano y hemos comprado un aparentemente delicioso sandwich que nos lograra saciar de ese hambre que nos estaba matando en ese momento.
Pero, unos minutos más tarde, lo abrimos y… ¿era el sandwich de nuestros sueños? ¡NO! Ese par de rebanadas sólo escondían decepción y muchos menos ingredientes de los que esperábamos.
Eso mismo fue lo que le pasó a un usuario de Facebook de Nueva Zelanda, que vivió una desagradable situación cuando se disponía a comerse el sandwich que había comprado minutos antes en un bar local. Mira la imagen a continuación y sorpréndete de lo que pueden hacer algunos hosteleros por ganar un poco más de dinero: