Si te gustaron nuestras primeras entregas de chistes cortos y chistes malos, no te puedes perder este nuevo post con otra ración de chistes para que no pares de reír. En este post, te traemos una dosis concentrada de humor en forma de chistes cortos que te harán sonreír en cuestión de segundos.
Pero antes de sumergirnos en el mundo de los chistes cortos, déjame contarte por qué son tan especiales. Son como los bocadillos del humor, pequeños pero poderosos. Perfectos para compartir con amigos, familiares o compañeros de trabajo, estos chistes son el remedio instantáneo para el mal humor.
Así que, ¿estás preparado para soltar una buena carcajada? ¡A reírse se ha dicho!
Oye María, a mi hijo le he puesto gafas.
¡Pues que nombre más feo!
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¿Cómo se dice ‘perro’ en inglés?
-Dog.
¿Y cómo se dice veterinario?
-Muy fácil. Dog-tor.
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– ¿Oye, cómo te ha ido el curso para despistados?
– ¿Ah, pero era hoy?
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¿Qué hace un loco gateando en el supermercado?
Buscando precios bajos.
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Van dos triángulos por la calle, y se encuentran una A mayúscula y uno de los triángulos dice:
Mira que moderno va este, lleva cinturón.
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Había una vez un señor tan, pero tan feo, que un día chupó un limón, y el limón hizo gestos.
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Había un señor tan bruto, pero tan bruto, que fue a ver la película «El Graduado», y llegó tarde, porque pasó a comprar el regalo.
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Uno que va a una entrevista de trabajo y hablando del salario:
– Pues empezarás cobrando 1000€ y más adelante 2000€.
– Ah, pues ya vendré más adelante.
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Estaba Pepito en clase y la profesora le pregunta: A ver Pepito, ¿cuál es el animal que tiene más dientes?
-¡¡Pues el ratoncito Pérez!!
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¡Mamá, mamá! ¿Puedo usar el coche?
-No sin mi supervisión Pepito.
-Uy, perdón por no tener superpoderes como tú.
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-¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?
-Mmm, ya debe estar lejos.
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¿Cuanto cuesta esta estufa?
-5.000€
-Pero, oiga, esto es una estafa
-No señor, es una estufa.
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-¿A dónde vas?
-A por estiércol para las fresas.
-Coño, ¿por qué no las pruebas con nata?
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Le dice una madre a su hijo: ¡Me ha dicho un pajarito que te drogas!
-La que se droga eres tu que hablas con pajaritos!
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– Mamá, mamá… Me he cortado un dedito.
– Ponte una tirita, entonces.
– ¡Pero si es que no lo encuentro!
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– ¡Niño! ¡No comas más pasteles que vas a reventar!
– ¡Pues dame otro y apártate!
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– Mi virtud es la paciencia.
– ¿Qué?
– Que mi virtud es la paciencia, ¡maldito sordo!