Los chistes cortos son una de las mejores formas de arrancar una sonrisa y que nuestro ánimo cambie en sólo unos minutos. Son un tipo de bromas basadas en el humor directo, con sorpresa y un cierto tono incisivo.
Todos los que no tienen demasiada memoria, encuentran además en este tipo de chistes las mejores opciones para contar a amigos y compañeros de trabajo.
¿Quieres echarte unos minutos de risas o sorprender a tus conocidos con unas bromas muy divertidas? No te pierdas esta primera selección con más de 20 chistes para no parar de reir:
– Hola, quería estos zapatos.
– Dígame su número.
– Oh! 651862…
– No! Número de zapatos!
– Ah! Quiero dos.
– Por favor, atiende tú a la rubia.
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– Ha dicho el doctor que lo mejor para curarme el dolor de garganta es un striptease.
– Un Strepsils.
– Joder, Paqui, le quitas la ilusión a cualquiera…
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—Hombre, Juan, cómo has cambiado.
—Yo no soy Juan.
—Más a mi favor.
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– Qué maravilla, el cuadro que tienes colgado en esa pared!!
– Es un Murillo.
– Pues en ese murillo.
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-Papá, ¿qué es la droga?
-Algo que te hace la vida imposible y una vez que empiezas no puedes dejarlo.
-¿Como mamá?
-¡ Ven que te abrace, hijo!
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—No sé qué me pasa, doctor, pero en seguida pierdo los nervios y me pongo a insultar a todo el mundo.
—Está bien, cuéntemelo todo.
—¿Y qué cree que estoy haciendo, pedazo de imbécil?
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-¿Qué tal lo de tu adicción al sexo?
-Te hice caso, me puse en manos de profesionales.
-Claro, hay psicólogos muy buenos.
-No me has entendido
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– Carmen, no quiero presionar pero necesito una respuesta AHORA, ¿él o yo?
– Él.
– ¡Te doy dos días más!
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-Un placer venir a su mutua.
-Es mutuo.
-Un placer venir a su mutuo.
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– Papá ¿me ayudas con el examen de historia?
– Claro.
– ¿De dónde venimos?
– Del Carrefú
– ¿Es muy caro un profesor particular?
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– ¿Te gusta la música clásica?
– Me encanta.
– ¿De Verdi?
– ¡Te lo juri!
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– ¿Cuántas horas dura tu jornada laboral?
– Ocho.
– ¿Computadas?
– Con putadas, once.
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– Oiga, ¿el otorrino va por número?
– Van nombrando.
– Qué gran actor, pero no me cambie de tema.
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– Qué gordas y feas son tus hijas
– ¡¡¿Cómo osas?!!
– Exacto
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—Espero que esta vez hayas estudiado para el examen.
—Por supuesto.
—Háblame del Tercer Reich.
—¿El de la mirra?
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—Doctor, tengo todo el cuerpo cubierto de pelo. ¿Qué padezco?
—Padece uzté un ozito.
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– Mi Paco aprendió a conducir autobuses por sí solo.
– ¿Ah! Es autodidacta?
– No, no, es autobusero.
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– ¿Se quedará a dormir?
– Sí.
– Quizá debería saber que la casa está encantada.
– Ah, pues dígale que a mí también me hace ilusión quedarme.
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– Y para terminar la entrevista…, dígame cuáles son sus hobbies preferidos.
– Bilbo, Frodo y Samsagaz.
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– ¡Qué bien nadas! ¿Puedes imitar a una sirena?
– ¡¡¡PIRUBÍ, PIRUBÍ, NINO, NINO, NINO, PIRUBÍ, PIRUBÍ!!!
– Menos mal que eres guapa.
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– Mi sargento, ya están colocados los pivotes para el control.
– Conos
– Mo sorgonto, yo ostón colocodos los povotos poro ol control.
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– Mi papá hizo la escuela primaria y la secundaria.
– ¿Y la universidad?
– No, ahí contrataron a otro albañil…
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– Mi mujer quiso salir a la cubierta del yate y se golpeó con la ventana.
– Escotilla.
– Muchísimo y además torpe que te cagas.
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– Tú traes las birras, tú ginebra, tú Fanta, tú algo de papeo…
-¿Y yo?
– Tú ron.
– ¿De Suchard?
– Mejor no vengas.