A la hora de buscar trabajo, muchas madres escogen lo que en un principio consideran que es mejor para ellas, el salario y la experiencia profesional. Pero según un estudio científico, existe al menos un factor extra que se debería tener en cuenta. Las madres deben saber con qué personas van a trabajar porque un ambiente tóxico en la oficina puede arruinar no sólo su vida sino también la crianza de sus hijos.
Muchas veces, el jefe es el responsable principal de que un trabajo se convierta en una tortura. Pero no siempre se tiene que tratar del típico jefe gritón, sino que a veces se crea un mal ambiente de trabajo por falta de preocupación, poca empatía con los trabajadores o comentarios groseros que no se rectifican.
En ese citado estudio, se encuestaron a más de 100 madres trabajadores y los resultados fueron bastante claros: una gran cantidad de mujeres suelen llevar sus problemas de trabajo a casa, trasladándose el malestar a sus cónyuges o familiares cercanos.
Muchas veces, las madres que han tenido que lidiar con compañeros de trabajo poco respetuosos, tienden a usar métodos de crianza más estrictos y autoritarios. De esta forma, los investigadores sugieren que las madres más exigentes en el hogar son las que han tenido que lidiar con un ambiente de trabajo tóxico o negativo.
Como resultado, las madres no proporcionan a sus hijos la retroalimentación productiva y el apoyo que necesitan, por lo que los niños pueden llegar a tener diferentes problemas como mostrar un comportamiento agresivo fuera del hogar o ser demasiado temerosos cuando se comunican con otras personas. Incluso podrían llegar a desarrollar algún tipo de ansiedad o depresión.
Los hallazgos de este estudio podrían ayudar a muchas madres a identificar si su carácter exigente con sus hijos podría deberse a un ambiente de trabajo tóxico.